Fundamento de la Confianza

“Tanto si piensas que puedes como no puedes, ambas veces estas en lo cierto”
La Confianza.

Estamos en un momento de la humanidad en el que hacer las cosas de manera diferente requiere valentía y estabilidad personal, recursos que no todos poseen. ¿Por qué nos faltan estos recursos? En primer lugar, porque carecemos de la semilla de la Confianza.


Un aspecto vital en el que la humanidad se encuentra, es en la necesidad de salir del modo automático en el que vivimos la vida y frenar conscientemente nuestra manera reactiva de relacionarnos con nosotros mismos, nuestro entorno, nuestras parejas, nuestros trabajos y, especialmente, con nuestras hijas e hijos.
Hoy en día, ser padres es muy diferente a lo que era hace una generación atrás debido a la rápida evolución de la humanidad. Esta situación nos obliga a adaptarnos y replantearnos la manera en que vivimos y hacemos las cosas. Sin embargo, es casi imposible adaptarse y reformarse a los cambios velozmente. Por lo tanto, es vital fortalecer conscientemente nuestro primer fundamento de la vida social, que es la Confianza.


Todos nacemos con una cantidad de genes establecidos que se refuerzan mediante la conexión de neuronas durante los primeros tres años de vida a través de patrones repetitivos. Pero, ¿qué sucede si estos patrones repetitivos limitan nuestros fundamentos en lugar de potencializarlos? ¿Qué sucede si, en lugar de reforzar el fundamento de la Confianza, reforzamos el fundamento de la desconfianza? La respuesta es que atendiendo nuestras necesidades de seguridad y certeza de manera repetitiva, nutrimos y potencializamos este elemento fundamental de nuestra humanidad.


La ventana de oro para nutrir a nuestros hijos con el fundamento más primitivo de su realización en la vida es durante la infancia. Si como padres sabemos aprovechar esta oportunidad, podremos darle a nuestros hijos la confianza para ser libres, sabios y felices, capaces de comprender las frustraciones de la vida, de sentir vulnerabilidad ante los cambios, capaces de enfrentar nuevos retos, seguridad al cometer errores, capacidad para dominar las maestrías de la vida, poner límites sanos y, sobre todo, brillar internamente.


Es nuestra responsabilidad como padres sanar nuestra propia historia y no lastimar a nuestros hijos repitiendo nuestras propias nociones erróneas. Es vital reparar los fundamentos en nosotros mismos para nutrir de raíz nuestro propio equilibrio y contactar con nuestra sabiduría interna para descubrir el potencial personal y guiar de manera sana a nuestros hijos.


Confiar en nuestra sabiduría parental y en la semilla del desarrollo de nuestros bebés es descubrir la magia especial de nuestros hijos. Te invito a hacer lo que debes hacer por tu hijo durante su infancia dorada y tener la certeza de que nunca se traicionará a sí mismo, disfrutará de su brillo interno y descubrirá la felicidad dentro de la persona que ya es en su potencial interno.


Adquiere ahora mismo el Método de Paternidad Efectiva y conviértete en la madre o padre que mereces ser. Te prometo que si sientes que algo no está funcionando bien y te la pasas gritandoles a tus hijos, podrás sanar algo profundo en ti y descubrir que se puede diferente, o que si ya lo disfrutas, lo disfrutarás más de lo que crees posible.

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